Rdo. P. Domingo Conesa:
Le adjunto la “Carta Abierta” que he dirigido al Presidente de mi Cofradía, donde le he expresado mi sincera opinión sobre las últimas actuaciones de la misma con la Cdad. Trinitaria y con el Sr. Obispo, al que también se la he enviado, como partes afectadas en el desencuentro de agosto pasado. Por mi parte no hay objeción a que la haga llegar donde sea necesaria pues es el sentir de muchos cofrades de Andújar que confían y esperan por intersección de Ntra. Sra. de la Cabeza la unidad de todos, objetivo de los fines principales de nuestros Estatutos (2000) en su art. 4.
CARTA AL PRESIDENTE DE LA REAL E ILUSTRE COFADÍA DE NTRA. SRA. DE LA CABEZA DE ANDUJAR
Andújar y agosto de 2015
Querido Hermano:
Permíteme esta carta que tiene más de ruego que de reprobación, aunque es verdad que me duele ver en la picota a la Cofradía, nuestra Cofradía, y que, en mi modesta opinión, muestra utópicas actitudes que a nada conducen. Opinión que seguramente será la de muchos cofrades, sin olvidar la de tantas cofradías filiales que, no te quepa duda, mostrarán su respeto y adhesión tanto al Rector como al Sr. Obispo. Y conste que, contra lo que te pueda parecer, el objetivo de esta “carta abierta” no es por defender al Padre Domingo (me honra su amistad y la tuya), pues ya no pertenezco ni al Consejo Pastoral, ni a las directivas de “Amigos del Santuario” o del “Rescatado”, aunque en justicia, como cofrade e hijo de Andújar, valore y aprecie la innegable labor pastoral, evangelizadora y cultural que el mismo viene haciendo en el Santuario con sus distintas comunidades.
Los que manejamos textos antiguos podemos afirmar que ciertamente la Cofradía gozó de Bulas y Privilegios de Papas, en los que se demuestra que fue administradora del Santuario, que fue laico en su fundación y como tal reconocido por varios Papas; que los “Priostes” de la Cofradía, a lo largo de los siglos, nombraban capellanes, santeros y servidores… defendiendo con mayor o menor acierto los intereses del Santuario, casa de Ntra. Madre de la Cabeza, sin intervención de las autoridades eclesiásticas. Que el Santuario y sus asuntos, en otros tiempos, eran competencia de la Cofradía no admite ninguna duda.
Pero… distintas Concordias (desde el s. XVIII) firmadas por la Cofradía dejaron en manos del Obispado aquellos derechos acumulados en siglos. Opiniones respetables avalan estos y otros aspectos.
En 1923, el historiador local Antonio Ruiz Juncal dice (…) al nuevo hermano mayor Francisco de la Torre Martínez le toca remediar en parte la triste decadencia del Santuario (en las últimas décadas)… Hay que obrar y demostrar el amor a la Virgen y al engrandecimiento de su casa con hechos no con vivas y cohetes que el aire se encarga de llevar sin dejar señales de ellos… Inspírese la Hermandad en las Ordenanzas que publicamos (se refiere a los Estatutos del 6.07.1553), y estudien también las Concordias celebradas con la autoridad eclesiástica (desde 1870)… No permitir de “lechuzos” caciques el deterioro de la Ermita del Rosario que fundó el venerable ermitaño Alonso de Rojas, que pertenecía al Santuario y recuperarla para el mismo… No podemos creer que la Cofradía haya hecho renuncia de todos sus derechos en los distintos concordatos… Y si el actual Derecho Canónico impide que la Cofradía intervenga en los asuntos del Santuario, que se deje de molestias y de disgustos que solo pueden producir daño y desprestigio a lo que por ser sagrado se debe hallar por encima de las miserias humanas.
El problema hay que abordarlo de frente sin prejuicios de ninguna clase, haciendo si es preciso unas nuevas Ordenanzas y un Reglamento que definan perfecta y claramente los deberes y derechos de todos, empezando por el Rector jefe de la Santa Casa y acabando por el último dependiente de la misma.
Todo menos seguir sin saber hasta dónde llegan las competencias de cada cual, marchando claro es de acuerdo con la superior autoridad de la Iglesia (o sea el Sr. Obispo de Jaén).
Andújar Junio de 1923, “Mirando al Santuario”, Año 2, núm. 14, pp.225-226.
Años después la Condesa de Gracia Real y Marquesa de Santa Rita, Agustina Pérez de Vargas, y el Hermano Mayor de la Cofradía, Leoncio Luján Rueda, ante el malestar general existente en Andújar sobre el trabajo que venían desempeñando los rectores del Santuario (sacerdotes diocesanos), se dirigían al Presidente del Consejo de Ministros de S.M., con fecha 20 de marzo de 1926, poniéndole en conocimiento los hechos lamentables que sobre la administración del Santuario se venían produciendo.
Con esos antecedentes y el clima caldeado que se vivía, la Cofradía y el Ayuntamiento (en nombre de la ciudadanía) solicitaron del Obispo la llegada de una Orden. En este caso aceptó la Orden Trinitaria (1.04.1930). El Acuerdo fue firmado por el Obispo Manuel Basulto Jiménez y el Provincial de la O.SS.T. P. Pedro de Santa Teresa el 24 de enero de 1930, siendo alcalde y H. Mayor José Abela y secretario Ángel Bellido Robles. El permiso de la Santa Sede llegó con fecha 10 de marzo de 1930. El acuerdo, con 8 puntos interesantes (que os hice llegar en su momento) puede verse en “Mirando al Santuario”, rev. 12, abril 1998, pp. 63-64.
Con fecha 1.10.1946 se firmó un nuevo Convenio entre el Obispo Rafael García y García de Castro y el P. Provincial de la Orden Trinitaria Andrés de Cristo Rey. En sus 9 puntos se consigna: Todo lo que hay en el Santuario es propiedad de la Mitra… El Obispo cede a los Trinitarios en usufructo perpetuo todo el inmueble del Santuario, la Iglesia y el convento con todas sus dependencias… El Obispado vigilará, inspeccionará y controlará la administración de los Bienes del Santuario (sobre el inventario que se hace) y el desarrollo de los cultos del mismo y toda clase de funciones religiosas que la devoción a la Virgen de la Cabeza le sugiera… La conservación de todo el inmueble será por cuenta de la Orden con las aportaciones que obtenga de la misma y las limosnas que se reciban…
Todo lo expuesto y la posterior erección del Santuario como Parroquia, dejaron en la Cdad. Trinitaria (Obispado) el pleno dominio de la vida del Santuario, dirigiendo, asesorando y respetando los cultos que la Cofradía Matriz lleve a cabo en el Santuario, sede canónica de la misma, los de las filiales y los de otros colectivos.
Todo… con el beneplácito del Obispo, se nos viene a decir. Normal. Se puede deducir del refranero: “En la Iglesia manda Dios y en el campo los pastores”. Y así hemos de acatarlo en la Cofradía, como asociación de la Iglesia, del Rector del Santuario (nombrado por la Orden y ratificado por el Obispado) y del Sr. Obispo, pastor de la Iglesia en Jaén al que debemos total respeto, aunque, a veces, uno y otro tengan algún que otro “desliz” (no se olvide el refrán “con tanto decir amén, no sale la misa bien”) o decisiones que no respondan a las apetencias de los responsables de la Cofradía, que se enorgullece tener como Titular a la Virgen de la Cabeza, que es el blasón que la cofradía publica a todos los vientos, en donde hemos -cada uno en la medida de sus fuerzas- ejercer un intenso apostolado con objeto de hacer desaparecer de su seno esa pátina de tibieza religiosa, y esos marcados tintes de prepotencia que en ella ejercen perniciosa influencia y que tan mal dicen con nuestra pregonada devoción a la “Morenita”.
Así pues, y una vez más, comentarios de la Cofradía, que presides, han convulsionado el ambiente cofrade y predispuesto -ladinamente- a la ciudadanía a juicios de valor en contra de quienes actualmente son responsables de los asuntos del Santuario. Un nuevo desencuentro con la Iglesia a la que la Cofradía Matriz pertenece. ¿El motivo? ¿No permitir el Rector y el Obispo el deseo de la Cofradía de mostrar la imagen de la “Morenita” sin manto y sin insignias?
Si estas peticiones, que aludes en tus declaraciones, se basan en un acuerdo asambleario… ¿Venían en el Orden del Día? En mi citación, no. Fueron opiniones aisladas en “ruegos y preguntas, que como dice el punto se escuchan y/o se recogen en acta para su estudio, no para validarlas. Opinión emanada de mi experiencia. Un tema tan importante debe tratarse y votarse en una posterior asamblea. En cualquier caso, sería a resultas de la aprobación del Rector y del Obispo. Tampoco comprendo cómo siendo Presidente y tan contundente en la toma de decisiones, dieses pábulo a dichas peticiones, y lo que más te censuro es no saber pararlas, prueba inequívoca de que las compartías. Y ahí te has apoyado.
Pero lo que no llegamos a entender muchos cofrades es que, tras unos meses al parecer sin respuesta… ¿esperar al día de la Aparición para hacer una rueda de prensa, que la sensatez y el bien obrar la hubiese aplazado para, con sereno discernimiento, actuar en consecuencia sin escándalos y con cordura? Se puede llevar algo de razón, pero… ¡fallaron las formas!
En mi opinión no tenía sentido ni la rueda de prensa, ni éticamente -como miembros de la Iglesia- la descalificación al Rector y al Obispo. Se dejaba entrever, tras la negativa eclesial, una insana intención de reivindicar, una vez más, la preeminencia de la Cofradía, victimizándose ante la opinión pública por las trabas que continuamente recibe de la Iglesia. Los problemas de Cofradía-Rectorado-Obispado, como los de cualquier entidad, se deben dilucidar y solucionar en tiempo y forma desde las mismas. Desde el 2000 vienen siendo frecuentes los desencuentros, mayormente por hacer ver que todo gira en torno a la Matriz y que de ella emanan todas las competencias. Nadie duda del protagonismo y del “sitio” que debe tener en el Santuario, tanto en abril como en agosto, o en cualquier efeméride significativa, pero todo ello consensuado y de la mano de los responsables eclesiales. Como siempre fue.
¿Tienen sentido esos comunicados para el comportamiento de la Cofradía? No se olvide el hecho de que si el Santuario en su fundación fue laico, hoy es Parroquia y a más Basílica. Entonces… ¿qué pasa últimamente en momentos puntuales? ¿Es que los anteriores Hermanos Mayores o Priostes eran bobos? ¿No supieron llevar la Cofradía y defender sus intereses? ¿Se sintieron ninguneados por los Trinitarios desde 1930? Todos estos, que mantuvieron pleitos de siglos en la defensa de los intereses de la Cofradía o del Santuario ¿eran como los altos cargos de hoy, que, salvo algún caso, se desentienden de la vida de la Cofradía cuando terminan su año o su mandato, dejándonos sin ese bagaje devocional y cofrade tan necesarios para quienes puedan relevarles?
No. En mi opinión y sobre todo, es un tema de “mangoneo” o de arrogarse un estatus de poder, de “mando en plaza” que, al parecer no se tiene o se le niega en el Santuario, que muchos desean, y que en el impensable caso se produjese sería la hecatombe del mismo. No faltan cofrades, que disfrutan de estos líos, caldeando el ambiente, “palmeros” asamblearios, que dejan sus desafortunados mensajes en las redes sociales de comunicación, “profetas de la memoria histórica” que se deprimen con las distinciones otorgadas a la “Morenita” o “sabios capillitas” a los que les he oído exigir utópicas reivindicaciones para la Cofradía (que a ella le debía corresponder un tercio de los ingresos que allí se obtienen, en todo caso). ¡Increible!
Como “cofrade viejo” he vivido (por mi padre) el desenvolvimiento cultual de la Cofradía en el Santuario y la cordial relación de la misma con la Comunidad Trinitaria (salvo casos aislados), con numerosas innovaciones llevadas a cabo por la Cofradía, a partir de 1950, con los Rectores. No hay más que indagar un poco en la historia cofrade. ¿Cómo se logró? Por la “mano izquierda” del que fue largo tiempo secretario de la Cofradía, Joaquín Colodrero, en nombre de la Diputación de la Cofradía. Nunca se opusieron los rectores a las peticiones de la Cofradía, que, conseguidas o consensuadas, quedarán reflejadas en los libros de actas de la Cofradía. Ejemplos hay que vienen al caso.
. Fue en el rectorado del padre “Satur” cuando se dio el “privilegio” a las Hermanas Mayores consortes de cambiar el manto a la Virgen, (e invitaban a mujeres de peñas a este íntimo acto, en muchos casos haciendo valer sus gustos sin respetar los tiempos litúrgicos). Antes de la Guerra Civil, Concha Mámol fue la última “Camarera” de la Virgen (como antes lo fue su protectora la Condesa de Gracia Real, María Agustina Pérez de Vargas), quien se encargaba del esplendor del Camarín, que ella sufragaba, y de llevar a cabo los espaciados cambios de mantos.
. He vivido muchos de estos “momentos”, de íntimo encuentro, de recogimiento general, cuando era misión exclusiva de los trinitarios (hasta el auge de las Peñas). En la actualidad, se hacen cada vez más frecuentes los cambios de manto y estos “momentos” han sido de exclusividad impuesta por la Cofradía para los “suyos” (estando presente no se me ha invitado) generando crispación y no pocos roces con devotos, cofrades y con algún que otro díscolo Diputado, presentes en el Camarín no afectos al “grupúsculo dirigente”, y han hecho del acto el “momentazo” para algunos hermanos mayores, que con sus hijos, familiares y amigotes se fotografíen con la Imagen, entre emotivas lágrimas (quiero pensar). Sé lo que digo porque, por amistad con ellos, me han enseñado imágenes (algunas poco edificantes para acto tan íntimo, bajo la excusa del recuerdo de su año).
. Han accedido a ciertas bajadas de la Imagen hasta Andújar o a otro lugar atendiendo el capricho de algún Hermano Mayor, cuando no se daban especiales circunstancias para ello. También a los cultos, efemérides, y a la ingente actividad de la Cofradía en todo tiempo.
Las distinciones, que en todo momento nos llenan de orgullo, tanto de la Cofradía (Real e Ilustre) como de la Imagen de nuestra Titular (Capitana General de los Ejércitos de España, Alcaldesa Honoraria Perpetua de Andújar, Rosa de Oro del Vaticano, Medalla de Oro de Jaén) llegadas tras expedientes reglamentarios de los organismos correspondientes, no sería problema el que la Imagen saliera, algún año, sin ellas. Otra cosa es renunciar a lucirlas por la claudicación de la Junta de Gobierno ante los que sienten herida su sensibilidad, y que comportaría los oportunos trámites de la Cofradía ante las instituciones civiles que las concedieron. Mayor sensibilidad se mostraría en tener cada año un acto litúrgico, exento de politiqueo, por todos los que en el Cerro murieron, de uno y otro bando, durante el asedio al Santuario, que si no eran cofrades al menos eran devotos de la Virgen de la Cabeza. Esto sí sería coherencia religiosa, ahora que tantos ejemplos nos ofrece el Papa Francisco sobre asuntos tabú en la Iglesia.
Sobre los anteriores puntos, asumo totalmente la opinión de Isabel Reca en su escrito “Balance de verano” en IDEAL DIGITAL de agosto, pág.2.
Como otros tantos cofrades, vengo comprobando desde que se inicia la andadura de la Presidencia (arropada de “sapientes cofrades” con visos sevillanos) una vanidad desmedida por hacerse notar en el Santuario.
También debo reconocer que, pese a sus “luces y sus sombras”, la Cofradía, ya con sede social propia, viene teniendo un mejor desenvolvimiento cultural y festivo; una mayor revitalización en secretaría, archivo, coro, abanderados y tamboristas; el magnífico exorno de sus enseres llevado a cabo por cofrades cualificados; un cuidado acercamiento de jóvenes cofrades comprometidos, tan necesario para el futuro de la cofradía, que tanto porte, elegancia y conocimiento muestran en el manejo de las enseñas y que tanto valoran propios y extraños; mejora de relación con las filiales no exentas, en ocasiones, o de exclusión o de actitudes prepotentes manifiestas de los cargos (comprobadas por mí mismo).
Hay aspectos que deben preocuparnos más que los apuntados: La acreditación de la Cofradía en los distintos ámbitos donde se desenvuelve: Cdad. Trinitaria del Santuario, Obispado, Arciprestazgo y Ayuntamiento de Andújar, Cofradías Filiales (a base de saber estar, cercanía, espíritu de servicio exento de jerarquía y no creerse en posesión de la verdad absoluta en cualquier aspecto de su competencia) y poner en valor el de la escucha de opiniones coherentes de sus cofrades (reconociendo posibles errores); recuperación del carácter asistencial de la Cofradía para con los cofrades necesitados; la captación de nuevos cofrades (ardua tarea por los comentarios que generan en la ciudadanía los continuos frentes abiertos en la cofradía, que la hacen estar bajo mínimos en el aprecio general); el saneamiento económico de la Cofradía; quizás indagar la situación de la “Ermita del Rosario”, o ¿por qué no? la preparación de un borrador- proyecto de celebración del VIII Centenario de la Aparición de Ntra. Sra. de la Cabeza de 2027 (el VII Centenario se empezó a preparar con la salida de la revista “Mirando al Santuario” en 1922 por la Condesa de Gracia Real y Concha Mármol).
Sé que la opinión que te muestro (acertada o no, sincera y sentida) va a generar actitudes hostiles, marginación o exclusión hacia mi persona. No me importa. Mis años y los ámbitos donde me he implicado y trabajado con intensidad durante tantos años, como sabes, me hacen invulnerable a las críticas y/o a los reproches irrespetuosos (siempre que no sean ofensivos). Siempre he sido conciliador en mi profesión de docente, en la Peña “El Madroño”, en la “Federación”, en las distintas comisiones, civiles y eclesiásticas, donde participé, y he buscado el diálogo como vía de solución de problemas.
Por eso, hermano y amigo JOSÉ CARLOS, a la espera de la apertura del Año de la Misericordia, solicito rectifiques acciones que a nada conducen, y te pido por el bien de la Cofradía y de sus cofrades, de todos (aquellos que te “animan” y los que como yo no acuden a vocear las acciones de los responsables de la Cofradía fuera de su ámbito) ejerzas el cargo, que la Divina Providencia te concedió por mediación de Nuestra Excelsa Patrona la Stma. Virgen de la Cabeza, con objetividad, mesura y capacidad de obrar, con respeto, humildad y espíritu de servicio, por tu condición de miembro de la Iglesia, junto a la Junta de Gobierno. Así, cuando estés ante Ella te acogerá bajo su manto y te colmará de gracias por tu buen obrar, honesto y bienintencionado, iluminado por los resplandores de tu fe católica.
Un abrazo cálido y sincero de tu amigo”.
F. Fuentes Ch.
Cofrade Distinguido 2012